Parafernalia de epístolas múltiples a destinatarios invisibles.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Nunca

Que tú y yo no nos conocemos. Una flor ante un edificio de acero. Que no me vas a ver ni al acecho, porque mirar te supone gran esfuerzo. Que cuando te des cuenta de que existo será tan tarde que ya estaré tan lejos... Y tu piel no me habrá tocado nunca, ni nunca tu boca me habrá hablado. No recordarás más que una sensación muy vaga, tanto o más que un sueño. Y mientras, para mí, tan poco de ti. Tú. No, tampoco habrás nunca existido tú.

Texto: MAYO 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario